Santa Madre, gracias por darme tu entusiasmos y tu regocijo. Hoy quiero ser tu instrumento para ir siempre contigo a donde quiera que tu me lleves. Se que hay suficientes motivos para regocijarme en ti. Tu eres mi razón de gozo y la fuente de mi fuerza y amor por el prójimo. Quiero tocar la vida de otros con el regocijo que me has dado. Que así sea, amén.
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